Más de 350 jóvenes venezolanos se congregaron en el ENJAR, que tiene lugar en Venezuela cada tres años. Las JAR de todo el país realizaron un importante esfuerzo para poder llevar a cabo el encuentro, que ha recibido ayuda de las comunidades de Perú. Se clausuró al Expedición Vocacional OAR en Venezuela. «Frente a una crisis profunda, los jóvenes son motivo de esperanza»
Los jóvenes de Venezuela no pierden la esperanza. Quedó patente en el VII ENJAR – Encuentro de Juventudes Agustino Recoletos- que tuvo lugar este fin de semana en Maracay. Como cada tres años, las JAR de Venezuela se volvieron a encontrar para compartir tres días de comunión y alegría. Un encuentro importante que cobra el doble de sentido por las múltiples dificultades logísticas que han superado para llevarlo a cabo, algunas solos y otras con el apoyo de la familia agustino recoleta de todo el mundo. El ENJAR puso fin además a la Expedición Vocacional OAR 2018: la Eucaristía de clausura del encuentro dio por finalizada a su vez la campaña vocacional que ha recorrido todo el país desde el mes de marzo.
Más de 350 jóvenes venezolanos llegados de todos los puntos del país estuvieron presentes. Las JAR de Venezuela son en total cerca de 1.000 jóvenes. Muchos tuvieron que rechazar asistir y los que sí pudieron realizaron previamente un gran esfuerzo para acudir. Si tan difícil fue organizar este ENJAR, cabe preguntarse ¿realmente era necesario? La respuesta es un sí rotundo. Arsenio Fernández es coordinador nacional de las JAR en Venezuela y ha trabajado duramente por llevar a cabo este encuentro: «Los muchachos siguen ilusionados y queríamos sacarlo adelante; ha sido un encuentro más austero pero que nos ha fortalecido». En la Eucaristía de clausura, Alexandra Fernández percibió «que valió la pena tanto esfuerzo», por la ilusión y la alegría de los jóvenes que han participado y que han asimilado que ellos mismos son parte de la solución a la grave crisis que atraviesa el país.
El ENJAR 2018 habría sido prácticamente imposible sin la ayuda de las JAR de Perú. Las comunidades de jóvenes del país latinoamericano donaron 1.000 euros exclusivamente para que pudiera llevarse a cabo el encuentro, lo que permitió sufragar el transporte de todos los jóvenes. «Es una muestra de que somos hermandad», dice Arsenio. Incluso la Fraternidad Seglar Agustino Recoleta de Venezuela colaboró realizando las comidas de cada día.
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